Amigos y vecinos se expresan públicamente — Por primera vez
Por: Mark Opsasnik
Traducción: Marcos Mozas
Cottage City, Maryland, es una pequeña comunidad de clase trabajadora de unos 1.200 residentes que está emplazada tranquilamente a una milla del límite nororiental de Washington, D.C. Enclavada entre los pueblos de Colmar Manor y Brentwood, Cottage City está ubicada unas dos millas en dirección este por la Avenida de Rhode Island (Ruta Uno) de Mount Rainier. Originalmente fundado en 1904 como un pueblo llamado Highlands, la construcción gradual de más de trescientos chalés de una planta en el término proveyeron un paisaje único y eventualmente la condujeron a su nombre actual1, que se instituyó en 1924. Cottage City ha sido tradicionalmente conocida como una comunidad muy unida y orientada a la familia que ha sido el hogar de obreros y funcionarios durante décadas. Hoy, al igual que todas las que la rodean en el Condado de Prince George, Cottage City es una comunidad en transición. No obstante, tuve pocos problemas en localizar a varios residentes mayores que habían pasado sus vidas allí. Fui también capaz de entrevistar a un gran número de antiguos residentes de Cottage City que se habían mudado, pero que aún tenían lazos con su antiguo hogar. Muchas de estas personas de ambos bandos recordaban a la familia Doe. Me asombró enterarme de que ningún otro investigador o periodista les había preguntado antes a ninguno de ellos sobre la historia detrás de El Exorcista que había tenido lugar calle arriba en el corazón de su pueblo.
La mayoría del tiempo de investigación que invertí en este caso estuvo dirigido a entrevistar a residentes antiguos y actuales de Cottage City que hubieran conocido personalmente a Rob Doe y su familia. En total, grabé entrevistas con 102 individuos para esta investigación. Especificamente, localizé y entrevisté a miembros de cinco de las 17 familias que residían en la manzana del 3800 de la Avenida 40 en 1949. Todos ellos conocían a la familia Doe. Mucha de la gente que entrevisté eran amigos de Rob Doe y muchos habían ido a la escuela con él en el Cottage City Elementary [Escuela Elemental de Cottage City] y Bladensburg Junior High [Escuela de enseñanza media Blandesburg].
Para el archivo, Rob Doe entró en séptimo curso en la Bladensburg Junior High en otoño de 1947, y se le sacó de la escuela a mitad de su año de octavo curso en enero de 1949. Se reenganchó al octavo curso en la Bladensburg Junior High por el año escolar 1949-50, después pasó los siguientes cuatro años—desde el otoño de 1950 hasta junio de 1954—en el Gonzaga High School [Instituto Gonzaga] en Washington, D.C.
Entre las docenas de personas con las que hablé que conocían a Doe, parecía haber un empate entre los que estaban al tanto de que El Exorcista estaba basada en sucesos que le ocurrieron a él y los que no.
Uno de los primeros individuos con los que hablé fue T. Weston Scott Jr., un residente de Cottage City desde 1919 y un miembro de toda la vida del Departamento de Bomberos de Cottage City-Colmar Manor. Habiendo servido como jefe de bomberos local por más de veinte años, había poco sobre esta comunidad que el Sr. Scott no supiera. Me ofreció su conocimiento de la situación sin vacilación.
“El chico involucrado fue [Rob Doe] y vivía en el 3807 de la Avenida 40,” afirmó. “Conocía al chico pero no sabía mucho sobre lo que estaba ocurriendo para ser sincero. Lo mantuvieron en silencio a la sazón y más tarde hubo un montón de ruido sobre ello. Los [Does] vivían allí desde los treinta y se quedaron en esa casa unos 20 años. Creo que la mayoría de los vecinos mayores que estaban por aquí en aquel tiempo saben sobre ello. Aunque la mayoría de ellos se han ido.”
El actual alcalde y jefe de policía de Cottage City, William Hall padre, se mudó a su hogar del 3810 de la Avenida 40 en 1968. Su casa está enfrente de la antigua residencia de los Doe y desde el día que se mudó ha sabido de la extraña historia que supuestamente aconteció al otro lado de la calle. Me contó:
Sólo sé lo que la gente me cuenta. Años atrás oí el nombre del chico y era [Doe], pero no lo conozco personalmente ni nada parecido. Ocurrió en la casa justo enfrente de la mía en el 3807 y eso fue allá por 1949. Cuando me mudé aquí, los vecinos lo sabían. Cuando vine aquí por primera vez aún se hablaba de ello, pero ahora la gente no dice mucho sobre el tema. Después de la película algunos de los residentes más mayores la llamaban “La Casa del Exorcista” pero a día de hoy está vacante y la verdad es que nadie viene por aquí hablando de ello ni nada parecido. La mayoría de la gente cree que ocurrió en Mount Rainier.
Entre entrevistas, seleccioné del gran montón de referencias de The Prince George’s Post las de los últimos cuarenta y principios de los cincuenta que había recogido y archivado sobre la familia Doe. Advertí que esta familia había jugado a las cartas frecuentemente con algunos vecinos llamados Kagey, obviamente una de las pocas familias con las que escogieron socializar. En mis viajes por el pueblo se me contó que un hijo, Alvin Kagey, era ahora dentista en Virginia del Sur y que incluso había sido llamado a declarar como experto dental estatal en el famoso juicio a Marv Albert. En una entrevista conmigo, el Sr. Kagey reveló algunos conocimientos fascinantes sobre este caso:
Déjeme que a modo de introducción le diga que no he visto a [Rob Doe] por probablemente 45 años pero aún le considero un amigo así que no quiero traicionar eso. [Rob] es un año más jóven que yo, estaba un año detrás mío en la Escuela Elemental de Cottage City y aunque sé que tenía amigos, él era en cierto sentido un poco solitario. No sé de ninguna otra palabra que pudiera usar que fuera más apropiada. Él era algo sedentario, algo callado, igual que sus padres. No creo que estuviese interesado en los deportes. El contacto que tuve con él fue porque sus padres jugaban a las cartas. En aquellos días la Canasta era el juego de moda y mis padres, junto con los [Does], los Hodges y los Clarks, jugaban a la Canasta casi todos los sábados por la noche de forma rotativa. Los [Does] eran miembros muy activos de este grupo que duró años y por aquél entonces los padres llevaban a sus hijos con ellos, llegué a conocer a [Rob] de esa manera.
Le pregunté al Sr. Kagey si estaba al tanto de la supuesta posesión de Rob Doe. Seguramente hubiera supuesto un impedimento para las partidas de cartas. Me respondió:
La verdad es que nunca se habló de ello. Sé que [Rob] de alguna forma, voy a utilizar el término se puso “enfermo” y si recuerdo bien los hechos él y su madre fueron a St. Louis para que recibiera “tratamiento.” Ellos eran luteranos y en algún punto hubo una conversión al catolicismo. Recuerdo por aquel tiempo a su padre contándole a mi padre algo sobre cómo [Rob] estaba actuando de forma rara o extraña o algo y también hablaron de algunas otras cosas. “Posesión” no se usó en absoluto. Oí acerca de eso cuando estaba sucediendo y la siguiente vez que oí sobre ello fue probablemente en 1974 cuando salió la película y yo estaba aquí abajo en Virginia, le conté a un amigo mío de donde era yo y me dijo “Oh, ¿has visto la película El Exorcista?,” me dijo que había sucecido en Mount Rainier y empezó a contarme la película y yo pensé “Oh-oh, yo sé donde ocurrió eso—¡y no fue en Mount Rainier!” Yo sabía que había ocurrido realmente en Cottage City y no en Mount Rainier así que me dirigí a mi padre que ni había visto la película ni había leído el libro, hablé con él y le conté todo lo de la película y me dijo: “Ese es [Rob Doe].” Mi padre no tenía absolutamente ningún conocimiento de la película o del libro ni nada. Es sólo lo que sabía de la familia [Doe]. La familia [Doe] había vivido en Cottage City desde que yo puedo recordar—nunca vivieron en Mount Rainier, pero no creo que la gente supiera realmente nada de lo que había pasado. Nosotros vivíamos de forma distinta entonces. Fue como si nunca hubiera sucedido en Cottage City y no creo que fuera encubierto. Simplemente creo que no era del conocimiento general. Nunca he oído que se hablara de ello en el pueblo. Mis padres fueron la única fuente y eso provenía directamente del [Sr. Doe].
Mientras entraba en contacto con un creciente conjunto de valiosas fuentes de Cottage City, el apellido de una familia en particular salió a la luz repetidamente. Tres hermanos de esta familia se habían criado en el pueblo y eran bien conocidos por su implicación en la comunidad. Uno de los hermanos en particular se decía que había sido el mejor amigo de Rob Doe y un compañero constante durante varios años. Los dos chicos nacieron con sólo unos días de diferencia y desarrollaron una relación única a una edad muy temprana que duró hasta su adolescencia. Dos de los hermanos de esta familia estuvieron de acuerdo en hablar conmigo, pero sólo a condición de que se les debía conceder anonimato. Su testimonio los coloca en el mismo corazón de la epopeya de Rob Doe. El hermano mayor, “J. C.,” nació en 1926. Él relató sus recuerdos de lo que había sucedido calle arriba de su hogar en 1949:
Estoy al tanto de la historia y conozco a un montón de gente que siguió la historia y, bueno, sí le conocí. Había muy poca gente que supiera de ello a la sazón. Nosotros nos hemos mantenido en silencio acerca de ello a lo largo de los años deliberadamente porque no sucedió en Mount Rainier. Él y mi hermano menor eran amigos íntimos y eran muy precoces, si sabe lo que quiero decir. En todos los barrios los chavales se emparejan y este es el tipo de cosa que sucedió, esos dos se emparejaron y eran virtualmente inseparables. Eran dos solitarios que se encontraron el uno al otro e hicieron un montón de travesuras. Había allí una relación muy cercana, una relación muy cercana.
Le pregunté a J. C. si sabía algún detalle específico sobre la posesión que supuestamente le estaba ocurriendo a su amigo calle arriba. Respondió:
Supe que algo estaba ocurriendo antes incluso de que saliera el primer artículo. Se estaba desarrollando durante un periodo de tiempo y podías ver esta condición incrementándose. Podría decir que estuve en la casa y presencié esas cosas. Asistí al estreno local de ese vídeo[En las garras del Maligno] y exageraron muchas cosas de las que ocurrieron. Una de las cosas que intentaron enfatizar en ese espectáculo fue lo del chico escupiendo. Bueno, con respecto a este par, advertí que uno de los lazos comunes entre ellos, encontraron una forma muy astuta de hacerlo, podían escupir con gran precisión hasta diez pies [Nota del T: Unos tres metros]. Era algo común y corriente. Mantenían la boca cerrada, levantaban los labios y escupían a través de los dientes, desarrollaron de alguna manera una forma de hacerlo. Los veía haciendo aquello todo el tiempo. Otra cosa fue lo de la cama moviéndose de un lado para otro. En aquellos días las camas tenían muelles de alambre y estaban sobre ruedas y no era difícil en absoluto hacer que la cama botara y se moviera de un lado para otro—era más difícil mantenerlas quietas en un sitio y su cama era como aquellas. Un montón de cosas como esas pueden exagerarse para fabricar una historia y eso es exactamente lo que ha ocurrido.
Teniendo en cuenta que J. C. era uno de los pocos que realmente sabía que Rob estaba atravesando esta fase en aquel tiempo y pudo observar la situación de primera mano, le pregunté si pensaba que el chico estaba verdaderamente poseído por el diablo, y él repondió:
No, no creo que nunca hubiera estado poseído. Creo que era psicológico. En cuanto a una posesión real o algo parecido, no lo creo. Hay algunos aspectos psicológicos interesantes en ello. Ellos eran luteranos alemanes y él era hijo único, creo que la abuela es realmente la figura principal. Ella tuvo un rol muy influyente en todo esto. Tienes este ambiente de superstición religiosa del viejo mundo, la madre quedó atrapada en él y el padre se quedó más o menos en segundo plano—Creo que él podía ver lo que estaba pasando que es por lo que nunca se le menciona. La historia real es mucho más intrigante desde un punto de vista psicológico. La base del asunto real podría dar para una historia condenadamente buena, no tengo dudas acerca de eso. El resto puede imaginárselo. Tienes a estos dos pillos que tenían una fuerte tendencia a abusar de la gente que era más débil que ellos. Eran un par de manipuladores y representaron su farsa. En parejas como ésta se compite el uno con el otro, no se llevan bien y tienen que mantenerse haciendo algo para salvaguardar su relación y eso significa mal comportamiento en una forma u otra. Estaban intentando superarse el uno al otro.
Se decía que el hemano de J. C., “B. C.” había sido el mejor amigo de Rob Doe durante la infancia. Fuí advertido por varios de que hablar con él resultaría difícil debido a su relación tan cercana con el sujeto de este artículo. Obtuve su dirección y —sin previo aviso—llamé a su puerta a la 1:00 p.m. de la tarde del 20 de enero de 1998. Precavidamente me invitó a entrar y procedió a darme una intensa y detallada descripcción de su relación de la infancia con Rob Doe en Cottage City. Debido a la delicada naturaleza del tema, no puedo revelar mucho de lo que se habló aquel día. Puedo decir que B. C. proporcionó un perfil detallado de un hijo único que pasó por todo menos una infancia normal: agobiado por sus obsesivamente religiosas madre y abuela quien tenía un profundo interés en el espiritismo y los tableros Ouija®; marginado por sus compañeros de clase en el colegio; proclive a las rabietas e incluso a arrebatos violentos hacia su familia y sus pocos amigos; exhibía un comportamiento cruel y en ocasiones incluso sádico hacia otros niños e incluso animales. Era evidente que los elementos de la supuesta posesión habían estado siempre allí, remontándose años y años atrás. “Disfuncional” hubiera sido la palabra que los psiquiatras de la era moderna habrían usado para describir el hogar y la educación del chico.
B. C. fue franco conmigo desde el principio:
Desde que salió la película nunca he dicho su nombre delante de nadie, ni siquiera de mi esposa. Éramos compañeros de juegos y de clase. Jugábamos juntos desde que nos mudamos los dos aquí cuando yo tenía tres años y fuimos juntos a la escuela —Escuela Elemental de Cottage City durante los 40 hasta la Escuela de Secundaria Bladensburg. Ellos siempre vivieron en el 3807 de la Avenida 40 así que no sé de dónde salió esa tontería de Mount Rainier. La gente pregunta cómo era en aquél entonces y le puedo asegurar que no es lo que usted llamaría un chico normal. Él era hijo único, bastante malcriado y era un cabrón malvado2. Estábamos juntos todo el tiempo y solíamos pelearnos a todas horas.
Superando las reticencias iniciales para pasar a hablar directamente de los detalles del caso, B. C. eventualmente se abrió y ofreció algunas interesantes anécdotas:
Sucedió una cosa con respecto a todo esto que he tenido dificultades de clarificar en mi mente. Estábamos en octavo curso, era el año escolar 48-49 y estábamos en la misma clase juntos en la Escuela de Secundaria Bladensburg. Él estaba sentado en una silla, era una de esas que tenían un brazo incorporado y parecía que él estaba sacudiendo el pupitre—el pupitre se estaba sacudiendo y vibrando extremadamente rápido y recuerdo al profesor gritándole que se detuviera y recuerdo que él gritó algo así como “No lo estoy haciendo yo”, se lo llevaron de clase y esa fue la última vez que lo ví en el colegio. El pupitre de seguro que no se desplazaba por la habitación como ese libro [Posesión] decía3, tan sólo se sacudía. No sé si él lo estaba haciendo o qué lo estaba haciendo porque no consigo clarificarlo en mi mente. Concluyendo. Al principio era muy secreto en el vecindario—nadie sabía nada. Yo no le había visto por algún tiempo y me estaba preguntando qué le habría ocurrido. Aún veía a su padre y recuerdo haber ido a su casa y que su abuela alemana salió, ella apenas hablaba inglés, y me dijo que él estaba en St. Louis visitando a unos parientes y que estaría allí por algún tiempo. Él no había estado en la escuela y por lo que ví sabía que algo extraño estaba pasando, pero no sabía el qué. Cuando salió aquel artículo del Washington Post más adelante aquel verano supe por los detalles que se trataba de él. Nadie más por Cottage City sabía que era él, entonces, un año más tarde o así su madre se lo contó a una de las señoras en una reunión del club de señoras local y eso fue como retransmitirlo por un altavoz. La historia se extendió por Cottage City pero entonces murió poco después de eso.
B. C. tenía algunas extrañas teorías acerca de qué pudo haber pasado con respecto a la “posesión”:
La razón detrás de ello, se va usted a reír pero no me importa. Había un perro que vagabundeaba por el vecindario en aquella época… Era mitad cocker spaniel rojo y parecía que era mitad chow-chow. Este perro era perverso y nunca tuvo dueño. Simplemente salió de ninguna parte. Bueno, [Rob] básicamente adoptó a ese perro. Aquel perro era realmente su mejor amigo, no yo. Ese perro odiaba a todo y a todos y mordía a cualquiera que tuviera a la vista pero quería a [Rob]. [Rob] lo alimentaba y se lo llevaba a casa con él. Una vez me llamó y me dijo que me pasara por su casa, yo nunca confié realmente en él porque era taimado y un verdadero pequeño cabrón malvado. Estaba yendo para allá y él estaba observando desde la ventana del sótano, cuando llegué a su casa oí la puerta del porche de atrás cerrarse de un portazo y supe inmediatamente lo que había hecho. Él había hecho este tipo de cosas muchas veces antes a diferentes chavales. Empezé a correr como un loco porque él había azuzado al perro contra mí. Cuando llegué a casa me llamó y se estaba riendo a mandíbula batiente. Ese es el tipo de persona que era. Hacía eso todo el tiempo. Siempre azuzaba al perro contra cualquiera que pasara por allí…. Podría contarle muchas, muchas otras historias como esa.
B. C. ha estado agradecido todos estos años de que la historia real nunca haya sido revelada por nadie. Anteriormente al estreno del video En las garras del Maligno siempre había sido protector con la identidad real de Rob Doe. Con una risa sarcástica continuó:
Un amigo mío me lleva por el punto donde se levantaba la casa en Bunker Hill Road en Mount Rainier y me cuenta ‘Ahí es donde ocurrió la historia de El Exorcista’ y yo me hago el sueco, le miro y fingiendo sorpresa le digo ‘¿Ah sí, de veras? Qué interesante.’ Y a mí mismo me digo, “Gracias a dios que nadie conoce la historia real.” Todos están mirando en el lugar equivocado. Todos están mirando a Mount Rainier y St. James y al padre Hughes y no es allí. Siempre ha sido en Cottage City, usted ha dado en el clavo y todos los demás están equivocados.
Dejé el hogar de B. C. a las 4:45 p.m., devanándome los sesos con la referencia del personaje dada por el mejor amigo de la infancia que el chico hechizado tuvo jamás.
En los últimos días se ha producido un pequeño terremoto en el mundillo escéptico, a raíz de la publicación por parte de ARP de el Manifiesto por la cultura veraz.
He leído muchos comentarios últimamente en blogs escépticos, tanto de defensores del manifiesto como de críticos con el mismo, también de algunos trolles que aprovechan el río revuelto para hartarse de peces. Ha habido mucho ataque Ad Hominem y mucho juicio de intenciones, yo procuraré no meterme en esos pantanos y me ceñiré al texto en cuestión.
Lo más polémico del mismo son las cuatro propuestas finales, a saber:
"1. La eliminación de programas pseudocientíficos."
"2. La creación de programas culturales entretenidos: de historia, ciencia, tecnología o cualquier otra rama del saber."
"3. La eliminación de secciones basadas en la superstición: astrología, cartomancia o cualquier otra superstición."
"4. El asesoramiento o supervisión en materias relacionadas con el conocimiento por parte de expertos externos e independientes en las correspondientes materias."
Los defensores del manifiesto, consideran que la palabra “censura” (que ha sido utilizada por algunos críticos) es inadecuada y excesiva para lo que ocurriría si sus peticiones fueran atendidas, de modo que yo no la usaré. El caso es que de ser estas peticiones atendidas (particularmente 4. seguida de la aplicación de 1. y 3.) el resultado sería la supresión de todos los contenidos pseudocientíficos de la oferta televisiva del país (presente y futura). Así de simple.
Sin entrar en discusiones semánticas (que ya han habido demasiadas) esto es lo que se sigue de la aplicación de las peticiones del manifiesto.
Bien, imaginemos ahora que los programadores de contenidos de este país (cuyo trabajo es conseguir audiencia y que han demostrado por sus actos que no tienen código deontológico alguno, excepto la captación de la susodicha audiencia a cualquier precio) prestan atención a un manifiesto suscrito por unas 300 personas (recordemos que el más endeble de estos programas supera sin problemas el millón de televidentes) ¿Qué habríamos ganado?
Los consumidores (y productores) de este tipo de subproductos se sentirían atacados y con toda seguridad alegarían que los programadores de las televisiones aplican censura a los contenidos que ellos consumen (o producen). Por otra parte, recurrirían a las revistas y libros del sector.
Los indecisos y curiosos no creo que vieran con buenos ojos que se les priva del objeto de su curiosidad, probablemente pudieran pensar que si el “bando escéptico” ha de recurrir a la supresión de programas pseudocientíficos, “algo de verdad, habrá”. Esto es una conjetura, pero no es irracional pensar que tal actitud puede fomentar la manida conspiranoia tan habitual entre los magufos.
Siempre he pensado que la educación es la mejor arma contra la pseudociencia, que el problema no está realmente en que existan programas pseudocientíficos, sino en que la oferta de contenidos críticos y divulgativos es casi inexistente, y la poca que hay es de baja calidad.
Se ha de dotar a la gente de la información para poder ejecer su sentido crítico. Esta es la estrategia que me parece adecuada, la expresada en la petición 2. del manifiesto. Ser positivos, no negativos, no pedir supresión de contenidos, sino que el punto de vista racionalista tenga igual presencia en las parrillas, a partir de ahí que la gente, una vez al tanto de los dos puntos de vista, de las pruebas aportadas por cada uno, escoja el que le parezca adecuado.
Conseguir la supresión de los programas pseudocientíficos por falta de audiencia, porque la gente opta por programas racionalistas, ese es el tipo de control independiente y externo al que yo aspiro. Pero para ello hacen falta esos programas racionalistas, amenos y de calidad.
Por eso creo que el Manifiesto por la cultura veraz es contraproducente, tal y como está redactado, sin entrar en las intenciones, que me consta que son buenas.
Derrumbando el mito del
3210 de Bunker Hill Road, Mount Rainier
Por: Mark Opsasnik
Traducción: Marcos Mozas
Rumores de que el chico hechizado había vivido realmente en el 3210 de Bunker Hill Road en Mount Rainier han estado rondando desde principios de los 80 y han sido propagados principalmente por los adolescentes del vecindario y por recién llegados a la zona, que han elevado el aura que rodea a este emplazamiento a proporciones de leyenda urbana.
Volví atrás a la literatura y determiné que las primeras referencias impresas a esta dirección aparecieron en los artículos de The Prince George’s Sentinel [El Centinela de Prince George] del 4 de febrero de 1981 y del 28 de octubre de 1983. No se daba una fuente definitiva para esa información de la dirección. El siguiente artículo en resaltar ese emplazamiento, The Washington Post del 6 de mayo de 1985, citaba al padre Bober diciendo que el padre Hughes nunca le contó exactamente donde vivía el chico. De hecho, no hay referencia impresa de que el padre Hughes haya nunca identificado el 3210 de Bunker Hill Road como el hogar del chico. Estos artículos pusieron los rumores en circulación, pero nadie pudo confirmar positivamente que esa dirección fuese el hogar del chico. Es más, si el “diario” escrito por los curas jesuitas hubiera mencionado el 3210 de Bunker Hill Road, entonces Thomas B. Allen a buen seguro hubiera citado eso en su libro. No lo hace, sino que en cambio cita al artículo del Prince George’s Sentinel del 4 de febrero de 1981 como su fuente. Continúa, diciendo que el diario da otra dirección para la familia, como una media milla más lejos, llevándole a inferir que la familia se mudó de Mount Rainier.
Comprendí, sin embargo, que no había evidencia que demostrara que la familia viviera alguna vez en Mount Rainier para empezar. Había algún error.
La primera parada en mi misión de determinar quién fue realmente el que vivió en la dirección de Mount Rainier del 3210 de Bunker Hill Road fue la sucursal de la Biblioteca Pública de Hyattsville en el condado de Prince George, una instalación que se convertiría en mi base de operaciones por la duración de mi búsqueda. Fue allí donde encontré una copia extremadamente rara del Directorio Metropolitano del Condado de Prince George de la zona de Mt. Rainier-Hyattsville-College Park, publicado en 1950 por C. E. Wooten. Este directorio lista a las familias y sus números de teléfono según sus direcciones—un inusual y altamente efectivo método de rastrear a la población local. Mirando las entradas correspondientes a Bunker Hill Road, Mount Rainier, busqué en los listados hasta que encontré “3210” y descubrí que los ocupantes listados eran Joseph Haas y Grace Miller.
Ahora que tenía un nombre con el que trabajar, me dirigí seguidamente a la Biblioteca de la Sociedad Histórica del Condado de Prince George en la Mansión Marietta en Glenn Dale, Maryland y revisé la información relativa al apellido “Haas.” Mientras buscaba en el índice de un libro titulado Retazos de los archivos de la funeraria de los hijos de Francis Gasch, Condado de Prince George, Maryland 1860-1940 (publicado en 1996 por la Sociedad Genealógica del Condado de Prince George de Bowie, Maryland) encontré una entrada altamente significativa en la página 313 relacionada con la familia Haas. Decía:
Miller, Martina Gregory—3226 de Bunker Hill Road, Mount Rainier, Maryland. 08 Jun 1926. (Una nota del Evening Star del 07 Jun 1926 p. 9 informa de su muerte el 06 Jun 1926 en la residencia de su hija Sra. de Joe S. Haas, 3226 de Bunker Hill Road, Mount Rainier, Maryland.) Esposa del difunto Lemuel E. Miller (Morristown, NJ papers).
Esta entrada pone claramente de manifiesto que Joseph Haas y su esposa vivían en una casa de Bunker Hill Road en 1926. Ya que estaba en la Biblioteca de la Sociedad Histórica, revisé a continuación el Atlas del Condado de Prince George, Maryland, Volumen 1, una gran colección de mapas publicada por la Franklin Survey Company de Philadelphia, Pennsylvania en 1940. En efecto, el mapa listaba en detalle todas las casas y sus respectivas direcciones y números en Mount Rainier y la casa del 3226 de Bunker Hill Road estaba situada justo en la esquina de la calle 33. Era la localización exacta del solar vacío donde se decía que se una vez estuvo el 3210. Fui informado más tarde por Susan G. Pearl de la División de Presevación Histórica de la Comisión de Parques Nacionales y Planificación de Maryland de que todos los números de las casas de Mount Rainier, así como muchos nombres de calles, fueron cambiados en 1942, una iniciativa que también fue implementada en muchas comunidades vecinas incluyendo Cottage City.
No había duda de que el 3226 de Bunker Hill Road y el 3210 habían sido una y la misma casa. Mi investigación, pues, había revelado más allá de toda duda que Joseph Haas vivió en la casa del 3210 de Bunker Hill Road desde al menos 1926 hasta al menos 1950.
El sentido común dictaría entonces que el chico poseído era hijo del Sr. Joseph Haas. Esto es, si esa fuera la verdadera casa, como era casi universalmente aceptado. Empecé a chequear los periódicos microfilmados de la sucursal de la Biblioteca Pública de Hyattsville y descubrí que tenían la tirada completa del periódico The Prince George’s Post, un semanal que se publicaba en Hyattsville, Maryland y que se remontaba a 1932. Leí cada copia desde 1932 hasta 1984 y descubrí para mi asombro que todos los números, sin falta, contenían una gran cantidad de informes vecinales escritos por residentes locales que se centraban en los pueblos concretos del condado y contenían todas las habladurías locales y acontecimientos noticiosos. Había columnas sobre Mount Rainier, Brentwood, Cottage City y Hyattsville (entre otros muchos) en cada edición y yo comenzé a buscar intensamente entre esas columnas información sobre Joseph Haas y sobre el caso de posesión en general.
En la columna de Mount Rainier encontré numerosas referencias a Joseph Haas, incluyendo una mención a una hospitalización tras un ataque de corazón en las ediciones del 28 de diciembre de 1950 y del 8 de febrero de 1951. El 8 de marzo de 1951 la Sra. M. E. Davis escribe que “El Sr. Joseph Haas 3210 de Bunker Hill Road está aún en el hospital.” Incluyen actualizaciones de su condición en las ediciones de 22 de marzo, 29 de marzo, 12 de abril, 26 de julio y 9 de agosto. En el número del 23 de agosto de 1951 anuncian que Joe Haas murió el jueves 16 de agosto de 1951 en su casa. Pensé que era extraño que no se mencionara a otros miembros de la familia, a no ser por supuesto que nadie le sobreviviera. Comprobar su necrológica en el Washington Post del 20 de agosto de 1951 confirmó mis sospechas. En parte, decía: “Joseph Stroup Haas….El jueves, 16 de agosto de 1951, en su residencia del 3210 de Bunker Hill Road, Mt. Rainier, Dr. JOSEPH STROUP HAAS, amado esposo de la difunta Emily G. Haas (de soltera Miller)… También se publicó un comunicado especial por la Logia nº 179 de Mount Hermoa al efecto de conducir los últimos ritos masónicos para nuestro difunto hermano y ex-maestro, Joseph Stroup Haas en el Templo Masónico en Hyattsville.”
No se listaban supervivientes a Joseph Haas. Estaba claro que nunca había tenido ningún hijo, por lo tanto el chico hechizado nunca pudo haber vivido en el 3210 de Bunker Hill Road.
Necesitaba corroboración e instintivamente chequeé el directorio de 1950 para ver quién más había vivido en Bunker Hill Road en ese punto del tiempo. Había diez casas listadas en la manzana 3200 y, dado el tremendo cambio demográfico que había transformado el condado de Prince George durante los últimos treinta años, me dí cuenta de que las posibilidades de localizar a alguien que recordara a la familia Haas eran muy pequeñas. Advertí que Richard e Irene Ashton estaban listados en el 3208 de Bunker Hill Road en 1950 y tras un pequeño trabajo de campo en la comunidad localizé a su hija Peggy Lanahan.
Resultó que los Ashtons habían vivido en el 3208 desde 1947 hasta 1959, y que Peggy pasó la mayoría de su infancia en esa casa. Ella recuerda visitar la casa de al lado en el 3210 muchas veces: “Eran una pareja mayor y una mujer llamada Grace Miller los que vivían allí. Grace Miller era una señora mayor de pelo gris y era mi profesora de piano. Estuve yendo a su casa y tomando lecciones de ella todos los días a finales de los 40. Nunca pense que eso (la posesión) sucediera aquí porque yo iba a aquella casa casi todos los días y nunca supe que pasara nada como eso y nunca ví ningún niño en aquella casa. Le pregunté a mi madre sobre el tema y ella recordaba a un hombre y su esposa y a Grace Miller viviendo en esa casa y tampoco recuerda que hubiera ningún niño allí.”
Como una de las pocas personas que pueden recordar realmente ir de visita al 3210 de Bunker Hill Road, Sra. Lanahan continuó con sus vívidos recuerdos:
Era una casa grande y vieja, de tres plantas. [Adviertan cómo esta descripción difiere drásticamente de la descripción de “casa de planta y entreplanta” dada por el relato del 10 de agosto de 1949 de The Evening Star, de Washington, D.C.] Era gris y deslustrada -no tenía una capa de pintura- y parecía una casa encantada. Nunca hubo ni un rumor de que un chico poseído viviera allí. La primera historia que ví jamás sobre ello fue la propia película. Fuí a una reunión de alumnos y mi amiga por aquel tiempo, que también vivió en Mount Rainier, me dijo:“¿Has visto el artículo en el periódico? Ese exorcismo tuvo lugar en la casa al lado de la tuya.” Yo dije, “No, no pudo ser allí porque ¿cómo podría ocurrir algo así en la puerta de al lado sin que ninguno de nosotros supiera nada de ello?” Especialmente cuando yo estaba tomando clases de piano allí dentro todos los días. Ninguno de los vecinos lo mencionó jamás. Le conté que no podía haber sido allí. Ella me enseñó el artículo y había una foto del solar de la esquina y nuestra antigua casa al fondo y no me lo pude creer. ¡Están equivocados!
Muchos residentes de Mount Rainier hablaban afectuosamente de Herbert y Mary Landolt y su familia, que se habían mudado al 4002 de la calle 33 en 1945 y permanecieron allí hasta que fallecieron en los 80. Tenían una gran, bien conocida, y muy respetada familia católica de nueve hijos y se me recomendó que hablara con ellos sobre el 3210 de Bunker Hill Road, una casa con la que su patio trasero resultaba lindar. Habiendo ya hablado con el hermano de Herbert, Dean Landolt, que fue fundamental en mi seguimiento de este caso, llamé a Robert Landolt (un hijo de Herbert y hoy en día un muy exitoso abogado del condado de Howard) para ver si recordaba algo acerca de la historia.“La gente del barrio ─nunca dijeron nada acerca de esa casa,” afirmó el Sr. Landolt. “Ya sabe, era sólo una casa rara y la llamábamos ‘la casa embrujada’ porque en los 50 estaba vacía por largos periodos de tiempo y era la única casa del vecindario en que ocurría eso. Mis hermanos y yo, todos repartíamos The Washington Star y The Washington Post, yo probablemente repartí en esa casa por un tiempo. No recuerdo que hubiera chicos en esa casa hasta finales de los 50, mucho después de que este caso tuviera lugar según se dice.”
El Sr. Landolt prosiguió declarando que había oído sobre el caso brevemente después de que el rito de exorcismo fuera llevado a cabo, a pesar de que sencillamente no se hablaba de ello en Mount Rainier. “Mi padre y tío Dean eran muy buenos amigos del padre Hughes, yo conseguí mi conocimiento del incidente a través de ellos,” me contó. “Honestamente, siempre he oído que él (el chico hechizado) era de Cottage City y que era un luterano que más tarde se convirtió al catolicismo. Eso es lo que se me contó y eso es lo que creo.”
Otros residentes de toda la vida de Mount Rainier contaron historias similares sobre el 3210 de Bunker Hill Road. Joan Flanagan, que creció en el pueblo y trabajó en el ayuntamiento varios años dijo, “Mi madre conocía a todos los del pueblo y me dijo que alguien llamado Haas vivía en esa casa y que no tenían ningún hijo. Todos los otros ancianos decían lo mismo. No pudo haber sido esa casa.”
La Sra. Flanagan me dirigió a Mary Prosperi, que también había crecido en la zona. Estas dos mujeres habían ido al colegio St. James en octavo grado juntas durante el año escolar 1948-49 (el mismo año en que el chico hechizado estaba en octavo grado ─aunque él no asistió al St. James─ ) y han mantenido la amistad desde entonces. La Sra. Prosperi me relató francamente: “Mi marido John me dijo que había repartido periódicos a esa casa en el 3210 durante toda esa época ─finales de los 40 y principios de los 50─ y que ningún niño vivió nunca en esa casa. Fue sólo desde que salió la película que la gente empezó a decir que esa casa era el lugar [del exorcismo] pero para nosotros fue siempre un gran chiste. Nunca hubo niños en esa casa.”
De la información publicada en The Prince George’s Post y documentos del archivo del Instituto de Bomberos y Rescate de la Universidad de Maryland fui capaz de determinar que la casa del 3210 de Bunker Hill Road fue quemada en marzo de 1962 (que difiere de la fecha de abril de 1964 dada por Thomas Allen en su libro Posesión) como el ejercicio final de entrenamiento de la sección II del Curso de Entrenamiento Avanzado de Bomberos, un programa para bomberos ofrecido a través de lo que entonces se llamaba la Extensión del Servicio de Bomberos de la Universidad de Maryland. La quema de la casa fue llevada a cabo bajo la supervisión de los instructores senior de la Universidad de Maryland Matthew Dillon y Robert Smith, con la cooperación del Departamento de Bomberos de Mount Rainier. Representando a Mount Rainier estaban el jefe Francis Xander, el subjefe John Fisher, y el capitán Karl Young. Se invitó a participar a bomberos de las comunidades vecinas como Brentwood, Cottage City-Colmar Manor, y Hyattsville, resultando que eventualmente participaron unas cuatro docenas de hombres en las festividades (incluyendo los 18 estudiantes de la clase de entrenamiento). Aunque los tres principales oficiales de bomberos de 1962 de Mount Rainier han fallecido y nadie en el cuerpo de bomberos actual de Mount Rainier era miembro activo entonces, tuve pocas dificultades en localizar bomberos que sí participaron en la quema de aquella casa. Todos ellos repitieron los mismas opiniones ─nunca hubo ningún rumor entre los bomberos de que el 3210 de Bunker Hill Road hubiera sido nunca el emplazamiento de ningún tipo de posesión demoníaca.
Dave Manning, de 71 años, sirvió en el Cuerpo de Bomberos de Mount Rainier por veinticinco años (1950-1975) y recuerda vívidamente la casa de la esquina viniéndose abajo: “La quemamos en 1962, tan sólo era una casa grande y vieja de la que querían deshacerse. Nunca he oído nada como eso de ningún bombero o de ningún otro en Mount Rainier. Sólo fue una manera de coger práctica. Prendíamos una habitación y la desalojábamos, hacíamos eso una y otra vez y finalmente todo aquello se vino abajo. Durante todo el tiempo que fui bombero nadie jamás habló de esa casa como parte de El Exorcista o de que hubiera habido allí ningún exorcismo ni nada parecido.”
Otro residente de toda la vida de Mount Rainier que recuerda el incendio de la vieja casa es Ralph Collins de 82 años, que fue miembro activo del Cuerpo de Bomberos de Brentwood desde 1935 a 1976 (incluyendo un trabajo como jefe de 1944 a 1949) y fue presidente de la Asociación de Bomberos en los años 1950 y 1951. Collins a menudo frecuentaba y salía con sus amigos de la fuerza de Mount Rainier. Me contó: “Tal y como yo lo recuerdo esa casa estaba toda apuntalada y en mal estado y parecía algo siniestra, el pueblo de Mount Rainier estaba a disgusto con ella. Se arregló a través de la Escuela de Bomberos de la Universidad de Maryland. Nadie dijo nunca nada de que fuera la casa donde sucedió El Exorcista. Nunca se habló de ello. Sólo era una vieja casa que había que quitar.”
En este punto comprendí que mi trabajo en el 3210 de Bunker Hill Road había terminado. Había probado concluyentemente no sólo que la gente que vivió en la casa nunca tuvo hijos, sino que no había absolutamente ninguna historia (ni siquiera rumores) circulando entre los residentes de Mount Rainier, antes de la publicación de aquellos artículos del Prince George’s Sentinel a comienzos de los 80, de que algo parecido a un caso de posesión demoníaca hubiera jamás afectado a alguien que viviera en el 3210 de Bunker Hill Road. La creencia de que el chico hechizado había vivido en aquella casa no era más que un mito urbano, clásicamente puesto en circulación por algunos periodistas irresponsables. Yo fuí el primer investigador en desmontar este misterio. (La casa no obstante sí tiene una historia, ya que al menos dos personas, Martina Miller y Joseph Haas, habían muerto allí, posiblemente incitando bulos entre la juventud local de que esa casa estaba encantada.) No obstante la molesta cuestión continuaba: ¿Quién era el chico y dónde creció realmente?
Identificando al chico hechizado
El chico hechizado nunca vivió en Mount Rainier, pues, lo que significaba que tenía que empezar de cero y estudiar las notas y las entrevistas grabadas que había acumulado. La información que me dio Dean Landolt continuaba fija en mi mente. Él me había relatado que el padre Hughes le contó que el chico había ido a graduarse al Instituto Gonzaga, una escuela privada católica emplazada en Washington, D.C.
Volví a comprobar el artículo de Steve Erdmann en Fate de enero de 1975 y me fijé en que el chico había nacido el el 1 de junio de 1935. Supuse que si el muchacho había perdido el año escolar 1948-49, probablemente se graduaría en 1954.
Obtener un anuario de 1954 del Instituto Gonzaga no fue tarea fácil, pero localizé una copia a pesar de todo. Me sorprendió descubir que cuando un estudiante se graduaba en el Gonzaga, introducían bajo su foto del último año su nombre completo, dirección de su residencia actual, y el nombre de la parroquia de la que era miembro. Para el año escolar de 1954, había cinco graduados que eran miembros de la iglesia de St. James en Mount Rainier, Maryland: dos de Mount Rainier, uno de Washington D.C. y dos de Cottage City. Cogí esos cinco nombres y comprobé sus fechas de nacimiento por medio de varios sistemas de registros vitales de Maryland ─todo información pública. Sabía que el individuo que apareciera con una fecha de nacimiento del 1 de junio de 1935 probaría ser el misterioso chico hechizado. El primer nombré que seleccioné al azar coincidía con esa fecha de nacimiento. Por razones que serán obvias más adelante me referiré a este individuo a partir de ahora como “Rob Doe”1 (una combinación de seudónimos usados anteriormente). La dirección del hogar de Rob estaba listada en el anuario como 3807 de la Avenida 40, Cottage City, Maryland.
No había ahora duda de que había identificado con éxito al muchacho en cuestión, algo que ningún otro investigador había conseguido jamás.
Todo encajó rápidamente en su sitio mientras buscaba evidencia corroboratoria. La primera cosa que hize fue comprobar el apellido de la familia y la dirección de la Avenida 40 en el Directorio Metropolitano del Condado de Prince George de la zona de Mt. Rainier-Hyattsville-College Park de 1950 en la Biblioteca de Hyattsville. En efecto, la familia estaba listada en esa dirección. La investigación adquirió inmediatamente un tremendo impulso tan pronto como centré mis esfuerzos en el pueblo de Cottage City, Maryland, el hogar real del chico hechizado.
Entrando en una nueva fase de la investigación, me ocupé de determinar cuánto tiempo había vivido la familia Doe en el 3807 de la Avenida 40, Cottage City. Caminé hasta la Biblioteca Conmemorativa Martin Luther King en Washington, D.C., cuya tercera planta, División Washingtoniana contiene una completa colección de directorios telefónicos de Washington, D. C. y Maryland suburbano que se remontan al siglo 19. Llevé a cabo una meticulosa búsqueda en esos directorios (que están almacenados en microfilm) y descubrí que la primera publicación del apellido de la familia en cuestión apareció en el Directorio del Distrito de Columbia de Boyd-1935 (D. C.: R. L. Polk & Company) bajo un listado de Brentwood. La familia estaba listada en esa localización durante 1939. Según el Directorio del Distrito de Columbia de Boyd: Vol. 1940, la familia estaba listada residiendo en el 41 de la Avenida Central, Cottage City, Maryland. Volví corriendo a la Sociedad Histórica de Prince George, una comprobación con el Atlas del Condado de Prince George, Maryland de 1940, Volumen 1, de la Franklin Survey Company reveló que en ese punto en el tiempo, lo que pronto sería la Avenida 40 de Cottage City aún se llamaba Avenida Central. Esto verifica que la familia Doe había estado en la casa del 3807 de la Avenida 40 desde por lo menos 1940 (verifiqué más tarde que se mudaron a esta casa en 1939). Comprobaciones posteriores revelaron que el nombre de la calle cambió efectivamente a Avenida 40 en 1942 y que la familia estuvo en esa dirección hasta 1958. Immediatamente me di cuenta de que los curas involucrados habían muy probablemente identificado el pueblo de Mount Rainier como el hogar del chico para servir como una cortina de humo de manera que él no pudiera ser fácilmente identificado.
Salió a la superficie tanta evidencia adicional de la implicación de la familia en la vida comunitaria de Cottage City que consideré cierto que los residentes de una comunidad tan pequeña aún recordarían a la familia. Era obvio que ningún otro investigador había siquiera pensado en buscar evidencia aquí. Volví al The Prince George’s Post y busqué las columnas vecinales de Cottage City, que aparecían en cada edición. Había muchas referencias a la familia Doe contenidas allí. La primera que ilustra que la familia nunca se mudó de Cottage City a Mount Rainier durante la época en cuestión aparece en la edición del 24 de junio de 1948. En la columna “Cottage City,” la Sra. Cletis E. Luther escribe: “La Sra. (Doe) del 3807 de la ave [sic] 40…no ha estado bien por algún tiempo. Ella tiene la esperanza de evitar una operación.” (Me han contado que un autor local cree obstinadamente que la familia Doe se mudó de su hogar en Cottage City y alquiló la casa del 3210 de Bunker Hill Road, por un corto periodo, y después se volvieron a mudar a Cottage City. No hay absolutamente ninguna evidencia de esta mudanza sin sentido. No hay conexión entre Joseph Haas y la familia Doe y cuando posteriormente entrevisté a docenas de residentes de Cottage City, todos ellos confirmaron que la familia en cuestión siempre había vivido en Cottage City en la casa de la avenida 40 —y nunca se mudaron hasta que el Sr. Doe la vendió en 1958).
Se hacen otras referencias a la familia Doe en las columnas de Cottage City del 30 de mayo de 1950 (que detalla una partida de bridge que involucró al Sr. y Sra. [Doe], Sr. y Sra. Alvin Kagey, y Sr. y Sra. Elmer Hodges de Berwyn Heights); 8 de junio de 1950 (el Sr. Doe fue operado en el Hospital Sibley); 29 de junio de 1950 (Parientes de St. Louis—corroboración posterior—visitaron a la familia y se llevaron a Rob a un viaje de dos semanas a St. Petersburg, Florida), 14 de septiembre de 1950 (visitaron a los Does y a Anna Coppage el Sr. y Sra. John Schwab y el Sr. y Sra. Jess Zengel y su hija Janis Ann de St. Louis), y numerosos otros comunicados similares durante principios de los 50. En 1955 la Sra. Doe cayó enferma y The Prince George’s Post publicó frecuentemente noticias sobre su estado. En la edición del 14 de junio de 1956 reportaron: “Nuestras condolencias a la familia de la Sra. [Doe], que falleció el 7 de junio. La Sra. [Doe], que vivía en el 3807 de la Avenida 40, es sobrevivida por su esposo, [Sr. Doe]; un hijo [Rob Doe]; su madre y hermana de St. Louis, Missouri. Los servicios funerarios fueron a cargo de la Funeraria Nalley con misa de requiem en la iglesia católica de de St. James el 9 de junio. El sepelio fue en St. Louis, Missouri.”
Continuando con este tema de Cottage City, el video de 1997 En las garras del Maligno muestra una casa en dos secuencias separadas que ellos presentan como el hogar del chico hechizado. No identifican su dirección, aunque representantes de Henninger Media Development, los productores del video, me revelaron que fue la única dirección dada para la familia en el diario del exorcismo escrito por el padre Raymond Bishop (que les fue subministrado a ellos por Thomas Allen). Cuando empezé mi trabajo de investigación en Cottage City y visité el 3807 de la Avenida 40, la reconocí inmediatamente como la casa del video.
El interés de los medios llegó a su punto más alto tras el estreno de la película y el éxito subsecuente. El artículo más fascinante y en profundidad que apareció sobre el tema lo hizo en la edición de enero de 1975 de la revista Fate. En un artículo titulado “La verdad detrás de El Exorcista”, el autor Steve Erdmann revela información no conocida antes respecto a los hechos detrás de la historia.
Erdmann comienza su relato poniendo a los lectores en antecedentes. El chico de 14 años de Mount Rainier, que es llamado “Roland Doe” en el susodicho “diario”, es poseído por una “entidad invisible” después de que él y su “Tía Tillie” empiezen a experimentar con un tablero ouija®1 en enero de 1949. Fue tratado en el Hospital Universitario de Georgetown en Washinton D.C. Antes de que el demonio le fuera exorcizado con éxito por curas jesuitas en la Universidad de St. Louis. El artículo de Erdmann es altamente significativo porque en él cuenta de un “diario” escrito por uno de los sacerdotes involucrados en el exorcismo (que salió primero a la luz en el libro William Peter Blatty On The Exorcist From Novel To Film [Nota del T: William Peter Blatty sobre El Exorcista de la novela a la película]). El artículo incluye amplias citas de ese documento para ilustrar la historia de Erdmann.
Erdmann también explica que durante el otoño de 1949 un estudiante de la Universidad de Georgetown no nombrado, cuyo padre era psiquiatra en el Hospital de Santa Elizabeth en Washington, D.C. y que pudiera haber estado involucrado en el caso, le contó al profesor de Georgetown padre Eugene B. Gallagher, S.J.2, de la existencia del misterioso diario. El padre Gallagher obtuvo del psiquiatra un documento similar a un diario, de 16 páginas, escrito como guía para futuros exorcismos.
William Peter Blatty, según Erdmann, era a la sazón estudiante de Gallagher y le pidió repetidamente una copia del diario a su profesor. En la primavera de 1950 el padre Gallagher prestó el diario al entonces decano de la Universidad de Georgetown, padre Brian McGrath, S.J. Cuando Gallagher intentó recuperar el diario, fue informado por la secretaria del padre McGrath que sólo quedaban nueve páginas en papel carbón. Erdmann se pregunta si de todos modos el diario había encontrado por algún medio la forma de llegar a manos de Blatty.
El grueso del artículo consiste en reediciones del diario y detalles dados por el padre Gallagher, que estaba relatando información que le había proporcionado el padre O’Hara de la Universidad de Marquette —un testigo directo y participante en el rito de exorcismo administrado a Roland Doe. La información que sigue es parafraseada de esas fuentes.
Titulado “Caso de estudio por curas jesuitas”, el diario comienza proveyendo información de fondo sobre “Roland Doe” (nacido el 1-6-35), hijo de “Sr. y Sra. Edwin Doe” (seudónimos obvios). Afirma que la familia vive en una urbanización de clase media de un suburbio de Washington.
15 de enero de 1949—Un sonido de goteo fue oído en el dormitorio de su abuela por el chico y su abuela. Un cuadro de Cristo en la pared se sacudió y se oyeron ruidos de arañazos bajo las tablas del suelo. A partir de esa noche se oyeron ruidos de arañazos cada noche desde las 7 p.m. hasta medianoche. Esto continuó por diez días consecutivos. Tras tres días de silencio, el chico oyó “zapatos rechinando” durante la noche sobre su cama que continuaron por seis noches consecutivas. (Adviertan que el artículo y presumiblemente el diario no hace mención de qué miembros de la familia en realidad fueron testigos o estuvieron presentes cuando estos eventos acontecieron.)
26 de enero de 1949—“Tía Tillie,” que tenía un profundo interés en el espiritismo y había introducido a Roland al tablero ouija®, murió de esclerosis múltiple a la edad de 54. La Sra. Doe sospechaba que podría haber alguna conexión entre su muerte y los aparentemente extraños sucesos que continuaron teniendo lugar. En una ocasión durante las manifestaciones la Sra. Doe preguntó: “Si tú eres Tillie, golpea tres veces.” Oleadas de aire empezaron a golpear a la abuela, la Sra. Doe, y Roland y se oyeron tres golpes en el suelo. La Sra. Doe volvió a preguntar: “Si tú eres Tillie, dime que sí golpeando cuatro veces.” Se oyeron cuatro golpes, seguidos de zarpazos en el colchón de Roland. (En varias ocasiones durante todo este viacrucis la Sra. Doe intentó comunicarse verbalmente con tía Tillie, aparentemente alternando sus creencias de que los problemas con su hijo eran o bien obra del diablo o bien de su pariente difunta.)
17 de febrero de 1949—En esta noche un ministro luterano del lugar llamado reverendo Shultz [sic] arregló que el chico pasara la noche en su vicaría. Roland llegó a las 9:20 p.m. Y estuvo hasta las 9:20 a.m. de la mañana siguiente. El reverendo supuestamente oyó ruidos de arañazos , y presenció lo siguiente: vibraciones de la cama; una silla en que Roland estaba sentado volcarse; y el movimiento de una pila de mantas sobre las que estaba sentado Roland.
26 de febrero de 1949—Empezando esta noche, arañazos y marcas aparecieron sobre el cuerpo del chico por cuatro noches consecutivas. Tras la cuarta noche empezaron a aparecer palabras y parecían estar arañadas por garras. (El diario indica que en esta ocasión sólo la Sra. Doe estaba presente cuando las marcas aparecieron.) Erdmann menciona que el padre Albert Hughes de la iglesia católica de san Jaime en Mount Rainier fue consultado. Hughes sugirió a la familia que usara velas bendecidas, agua bendita, y oraciones especiales. (La fuente de Erdmann para esta información no se facilita.)
La cronología ahora se vuelve confusa. Entre el escritor del diario (con información subministrada por la Sra. Doe) y las fuentes anónimas de Erdmann se alegan varios detalles. La Sra. Doe afirma que estaba usando las velas bendecidas cuando un peine voló a través de la habitación y las apagó. En diferentes momentos fruta voló por la habitación, una mesa de la cocina se volcó, leche y comida se alejaron de una mesa, un perchero con un abrigo volaron a través de la habitación, una biblia aterrizó a los pies de Roland, y una mecedora en la que estaba sentado Roland se puso a girar sobre sí misma. Roland fue expulsado del colegio porque su pupitre se desplazaba por el suelo del aula.
Se cita al diario diciendo que en una ocasión la Sra. Doe cogió una botella de agua bendita y la roció por toda la casa. Cuando colocó la botella en una estantería voló a través de la habitación pero no se rompió. Una noche ella sostenía una vela encendida junto a Roland y toda la cama, la Sra. Doe, y Roland empezaron a moverse atrás y adelante al unísono. Se hicieron intentos de bautizar a Roland Doe—se dice que respondió con rabia—y se menciona una estancia de tres días y medio en el Hospital Universitario de Georgetown. Los eventos continuaron cuando el chico fue llevado a Normandy, Missouri, durante la primera semana de Marzo de 1949. Se dice que varios parientes de Missouri fueron testigos de las marcas en la piel.
9 de marzo de 1949—El padre Raymond J. Bishop, S.J., de la Universidad de St. Louis fue mandado llamar (por primera vez) y presenció los arañazos en el cuerpo del chico y el movimiento del colchón.
11 de marzo de 1949—El padre Bowdern (descrito como el pastor de la iglesia de san Francisco Javier) entra en escena. Después de que Roland se retirase a las 11 p.m., el padre Bowdern leyó la novena a san Francisco Javier, bendijo al chico con una reliquia (un pedazo de hueso del antebrazo de san Francisco Javier), y colococó un crucifijo con reliquia incrustada bajo la almohada del chico. Los parientes se quedaron y el padre Bowdern y el padre Bishop se marcharon. Poco después, se oyó un fuerte ruido en la habitación de Roland y cinco parientes se precipitaron en el escenario. Supuestamente encontraron que una gran librería se había desplazado, un banco había sido volcado, y el crucifijo había sido movido al borde de la cama. Las sacudidas del colchón de Roland se detuvieron sólo después de que los parientes gritaran: “¡Tía Tillie, para!”
16 de marzo de 1949—El arzobispo Joseph E. Ritter dio permiso al padre Bowdern para comenzar el rito formal de exorcismo. Esa noche, acompañado por el padre Bishop y un estudioso jesuita (que más tarde se reveló que era Walter Halloran), el padre Bowdern empezó a recitar las oraciones rituales del exorcismo.
Durante todo marzo hasta abril, Roland fue confusamente trasladado de un lado a otro entre la casa de su tía en Normandy, Missouri, una casa parroquial cercana, y el Hospital de los Hermanos Alexianos en el sur de St. Louis. El rito era un proceso en curso. Las instrucciones del ritual ordenaban al exorcista a “pronounciar el exorcismo con voz imperativa y autoritaria”. El ritual romano de exorcismo cristiano reza: “Yo te expulso, a tí espíritu impuro, junto con la menor invasión del maligno enemigo y todos los fantasmas y legiones diabólicas. En el nombre de nuestro señor Jesucristo, vete y desaparece de esta criatura de Dios….”
Erdmann informa de marcas apareciendo en el cuerpo de Roland mientras estos procedimientos continuaban y de los habituales malos modos del chico: Arrebatos caracterizados por maldiciones desaforadas, vómitos, orinarse y el uso de frases en latín. Erdmann también menciona que en una ocasión Roland puso su mano en un muelle de la cama, lo rompió, y se lo clavó a un cura en el brazo. (Dice que no está seguro de si este suceso tuvo lugar en su casa de Maryland o durante el ritual de exorcismo.) Otra vez durante una ronda de oraciones después de que Roland hubiera sido instruido en la fe católica y hubiera recibido su primera comunión, un retrato de seis pulgadas [Nota del T: unos quince centímetros] del diablo con las manos levantadas por encima de la cabeza, redes extendiéndose desde sus manos, y cuernos sobresaliendo de su cabeza apareció en color granate en la pantorrilla del chico. (No se hace constar quién realmente presenció esto.) Más tarde, Roland fue transportado de vuelta a Maryland para una visita de corta duración y en uno de los viajes de tren se volvió loco, golpeando al padre Bowdern en los testículos y gritando: “Esto es un cascanueces3 para tí, ¿no?”
18 de abril de 1949—Mientras el ritual nocturno continuaba, el padre Bowdern obligó a Roland a llevar una cadena con medallas y a sujetar un crucifijo en sus manos. La conducta de Roland cambió y calmadamente hacía preguntas sobre los significados de ciertas plegarias en latín. Bowdern continuó el ritual, exigiendo saber quién era el demonio y cuándo se marcharía. Roland respondió con un ataque de cólera y gritó que era uno de los ángeles caídos. Bowdern siguió recitando hasta las 11:00 p.m. cuando Roland le interrumpió. Con una nueva voz masculina Roland dijo: “¡Satán! ¡Satán! ¡Soy san Miguel! Te ordeno, Satán, y a los otros espíritus malignos que abandoneis este cuerpo, en el nombre de Dominus, ¡inmediatamente! ¡Ahora! ¡Ahora! ¡Ahora!” Roland tuvo un último espasmo antes de caer quieto. “Se ha ido,” articuló Roland, contándole después a Bowdern que había tenido una visión de san Miguel sujetando una espada flamígera. Doce días después dejó Missouri y regresó a Maryland.
Dos de los artículos más influyentes que aparecieron sobre este tema (al menos según el saber popular) pueden ser encontrados entre las páginas de The Prince George’s Sentinel [Nota del T: El Centinela de Prince George], un semanario publicado en Hyattsville, Maryland. Ambos artículos fueron apresuradamente escritos por escritores novatos que aparentemente no estaban muy preocupados por el contenido basado en hechos y escribieron todo lo que se les contó. Ambas noticias deben ser abordadas con cautela ya que hay algo de información valiosa, aunque oscurecida a veces por molestas imprecisiones.
El primero, “El Exorcista: El incidente real involucró a un sacerdote de Mt. Rainier en 1949,” fue escrito por Spencer Gordon, y apareció en la edición del 4 de febrero de 1981. El artículo revela por primera vez que el padre E. Albert Hughes de la iglesia de san Jaime en Mount Rainier fue el cura que condució el misterioso y muy rumoreado primer intento de exorcismo sobre el chico en el Hospital Universitario de Georgetown. Esta gran revelación fue hecha cuando Hughes entabló una conversación de dos horas tras la cena en la noche del miércoles 8 de octubre de 1980, con su entonces pastor asistente, el padre Frank Bober. Significó la primera y única vez que Hughes habló con Bober (que llegaría a convertirse en una figura clave en este caso por tener un perfil preponderante en la presencia en los medios) acerca del incidente en su vida. El artículo afirma: “Mencionó pocos detalles pero según se levantaron de la mesa, planearon retomar su coloquio la semana siguiente”. Sin embargo, como Gordon señala, el segundo coloquio nunca tuvo lugar ya que Hughes murió de un ataque cardíaco el 12 de Octubre de 1980.
El artículo informa de que después de que los psiquiatras fracasaron al intentar ayudar al chico en el Hospital Universitario de Georgetown, el padre Hughes fue mandado llamar para practicar el exorcismo. En un momento dado el chico arrancó un muelle de la cama y sajó el brazo del cura (a este incidente aludió primero el reverendo John J. Nicola en el artículo del Evening Star y del Washington Daily News por Gwen Dobson del 3 de noviembre de 1972). Gordon asevera que el incidente supuestamente tuvo un efecto traumático en el padre Hughes y que el evento había estado “envuelto en el misterio.” También afirma que el padre Hughes se tomó un largo período de retiro tras el rito de exorcismo abortado. En este artículo el supuesto emplazamiento de la casa familiar se revela por primera vez. Se muestra una foto de una zona vacía en la esquina de una calle, resaltada con la leyenda: “Solar vacío en Bunker Hill Road en Mt. Rainier, lugar del exorcismo.” Gordon concluye su trabajo escribiendo: “Los únicos restos físicos del exorcismo en Mt. Rainier son las escaleras y la pared que rodea a la casa donde vivió el chico. La casa ardió hace años y el solar está vacante.” Gordon no revela la dirección completa del lugar y no revela quién le contó que ese solar vacío concreto fuera el sitio en cuestión. (Es digno de mención que el padre Bober no es acreditado en este artículo como la fuente de esa información.)
Compensiblemente, el artículo desató el furor local mientras la población adolescente hacía de este sitio el área de atracción número uno al caer la noche.
El segundo artículo del Sentinel, “Exorcismo: La posesión demoníaca aún ronda a los residentes de Mt. Rainier”, fue obra de Brenda Caggiano y apareció en la edición del 28 de octubre de 1983, justo a tiempo para Halloween. Este poco conciso artículo incluye toscas entrevistas mantenidas con residentes locales y parroquianos de las tabernas, ninguno de los cuales sabía el nombre del chico poseído. El artículo, sin embargo, sí nombra la dirección del 3210 de Bunker Hill Road—el solar vacío donde supuestamente se levantó alguna vez la casa de la familia. Este artículo también muestra una fotografía del solar (con la leyenda: “¿Donde ocurrió?”) e incluye una referencia al padre Bober, que “reconoció que el chico con posesión demoníaca vivió en las proximidades del solar vacío de la calle 33 con Bunker Hill Road….”
El último de los artículos significativos de los periódicos que trataron este suceso fue también el más ampliamente leído, apareció en el Washington Post del 6 de mayo de 1985. En un artículo titulado “Extraños síntomas de un joven llevaron al exorcismo de 1949”, el autor Arthur S. Brisbane proporcionaba un rápido a repaso de toda la historia, con un especial enfásis en el rol del padre Hughes en el intento local de exorcismo. El artículo identifica la localización del la casa del chico como 3210 de Bunker Hill Road en Mount Rainier, citando el artículo del The Prince George’s Sentinel del 4 de febrero de 1981 como su fuente. La trascendencia real de este artículo consiste en las citas atribuídas al padre Frank Bober. Hablando de dónde vivía el chico, Bober cuenta al reportero: “El padre Hughes nunca me dijo el lugar exacto (de la residencia) pero gente que estaba familiarizada con el caso que siguen viviendo en Mt. Rainier lo identificó.” Curiosamente, Bober no identifica a las personas que identificaron esa localización. Yo descubriría la razón más adelante en mi investigación: no existían tales individuos.
La resurgencia de los 90
El reciente4 lanzamiento de dos proyectos relacionados con El Exorcista y el 25 aniversario de la película este año han renovado el interés del público en este caso. El primero en aparecer fue el libro Possessed: The True Story Of An Exorcism [Nota del T: Posesión: historia real de un exorcismo] que fue obra de Thomas B. Allen. Se presentaron dos ediciones, una de tapas duras publicada Doubleday en julio de 1993 y una versión más acesible en rústica editada por Bantam en abril de 1994. El segundo producto es un video titulado In The Grip Of Evil [Nota del T: En las garras del maligno], que fue producida en 1997 por Henninger Media Development Inc. de Arlington, Virginia, en conjunción con el Discovery Channel. Thomas B. Allen también hizo las veces de consultor y escritor para este video.
Posesión es el único libro en centrase enteramente en el exorcismo del chico poseído (a quien Allen se refiere como “Robbie”) y está esencialmente basado en dos fuentes: el diario de 26 páginas (Steve Erdmann afirma que el diario tenía 16 páginas de largo en su artículo de enero de 1975 en Fate) que Allen revela que fue escrito por el padre Raymond Bishop; y en entrevistas con el padre Walter H. Halloran, un entonces estudioso jesuita que asistió en el exorcismo de St. Louis y que es uno de los pocos testigos presenciales aún vivos que está dispuesto a hablar de sus experiencias. El autor le da mucha importancia a la creencia de que la familia siempre residió en el 3210 de Bunker Hill Road en Mount Rainier e incluye información imprecisa sobre el padre Hughes y el primer exorcismo practicado al chico en el Hospital Universitario de Georgetown. Se pone mucho énfasis en el exorcismo de St. Louis, donde nos enteramos de que el el padre William S. Bowdern de 52 años, pastor de la iglesia de san Francisco Javier de St. Louis condució el rito final, asistido por el padre Raymond Bishop de 43 años, director del departamento de educación de la Universidad de St. Louis. Gran parte del material refleja lo que Steve Erdmann publicó en su artículo de enero de 1975 en Fate.
Sin embargo, el libro sufre de muchos defectos: la identidad del chico no es revelada; las escuelas a las que asistió no se mencionan; no se mantienen entrevistas con ninguno de los compañeros de clase o amigos de la infancia del chico; no se mantienen entrevistas con ninguno de los amigos o vecinos de la familia del chico (levantando una vez más sospechas sobre la dudosa localización en Mount Rainier); y el propio chico poseído no es entrevistado.
El video de 50 minutos En las garras del maligno simplemente refleja el material que Thomas Allen presentaba en su libro Posesión. Combina recreaciones dramáticas con comentarios de cameos al estilo de Misterios sin resolver por un puñado de personajes incluyendo al propio Allen, al padre Walter Halloran y al padre Frank Bober. Curiosamente, Allen comienza el video explicando que la familia era de Mount Rainier (lo que yo advertí desde el principio que era un error crítico), sin embargo, se muestran escenas en dos partes distintas del vídeo describiendo el hogar del chico y que revelan una casa aún intacta que claramente no es la famosa esquina de la calle 33 con Bunker Hill Road en Mount Rainier. ¿Dónde está esta casa? Localizar esa casa y determinar el nombre de la familia que una vez vivió allí serían mis siguientes objetivos investigativos.