14 septiembre 2005
Aprendiendo a pensar críticamente
Parte de esta entrada está adaptada de
La página racionalista de Hernán Toro.
Uno de los argumentos falaces más utilizados por los amantes del misterio y los teístas es la inversión de la carga de la prueba.
Seguro que ha oído usted algo similar a esto: "No puedes probar que
no existe, por lo tanto existe" en alguna ocasión. Bien, pues esto es la falacia de inversión de la carga de la prueba.
El que afirma la existencia de algo (en general el que afirma algo) es el encargado de probarlo.
¿Por qué es esto así? Me explicaré:
Si asumimos por defecto que algo no existe, siempre es posible demostrar que la aseveración inicial era equivocada, basta con encontrar un sólo ejemplo de lo que creíamos inexistente, por ejemplo, si usted afirma que tiene un manzano que da frutos de color azul, para que le crean sólo debe presentar un fruto de tal color para despertar la atención de cualquiera, si después de analizado se concluyera que el fruto es así debido a procesos naturales (y no debido a un proceso artificial de teñido, por ejemplo), usted habría demostrado la existencia de las manzanas azules.
Probablemente a la gente le gustaría también ver (y analizar) su extraño manzano y determinar qué mutaciones genéticas han permitido que dé unos frutos tan singulares. Pero usted en todo caso habría demostrado su afirmación inicial.
Por otra parte, si asumimos por defecto que algo existe, y ese algo en cuestión no es probablemente imposible (como un número primo mayor que todos los otros números primos), demostrar que la afirmación inicial es inválida requeriría una búsqueda exhaustiva de todos los lugares en que se pudiera encontrar, en un momento concreto del tiempo. Tal búsqueda es imposible.
Por eso se acepta que algo no existe hasta que no haya evidencia de lo contrario.
Esta asunción tácita la hace todo el mundo casi todo el tiempo. La gente no cree en unicornios aunque es un imposible lógico probar que no existen, sin embargo muchos inhiben su sentido crítico y su razón cuando hablamos de seres sobrenaturales (dioses, demonios, fantasmas, etc ...)
No acepte el argumento falaz de la inversión de la carga de la prueba, si alguien afirma la existencia de algo ínstele a que lo pruebe, si trata de invertir su responsabilidad demuéstrele que está en un error y que tal actitud es sofista.
Otra de las afirmaciones de los magufos y crédulos es que los escépticos son "incrédulos o dogmáticos" o que "no tienen la mente abierta"
Respuesta adecuada:
"Afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias", la cita es del filósofo David Hume.
Consideren que un amigo suyo les hace las siguientes afirmaciones:
- "El fin de semana pasado ví la última de Spielberg"
- "Tiré un dado y me salió un 5"
- "Tengo en mi cocina un frasco con seis kilos de harina"
- "Mi primo mide 1'85 metros de altura"
Este tipo de afirmaciones no requieren de evidencia para ser automáticamente creídas, cientos de miles de personas van al cine los fines de semana, la probabilidad de sacar un cinco al tirar un dado es de una entre seis, la harina es barata y está disponible en cualquier supermercado, mucha gente mide 1'85.
No confiar en la veracidad de tales afirmaciones raya en una incredulidad irracional.
Supongan, por otra parte que su amigo afirma:
- "El fin de semana pasado estuve en una reunión privada con George Bush Jr."
- "Lancé un dado diez veces seguidas y en cada lanzamiento salió el 5."
- "En mi cocina hay un bote con seis kilos de oro de 24 kilates".
- "Mi primo mide 2'30 metros de altura"
En este caso, cada una de las afirmaciones es bastante improbable:
George Bush es una persona muy importante. Sólo se reune con importantes funcionarios y mandatarios internacionales bajo estrictas medidas de seguridad. Decir que se tuvo una reunión con el Presidente de los Estados Unidos es una afirmación extremadamente importante, si viene de uno de nuestros amigos, alguien común y corriente.
Es posible, aunque difícil, sacar un "5" dos o tres veces seguidas con un dado. Por otra parte, sacar 10 veces un 5 es extremadamente improbable. Las probabilidades de esto serían de una entre 60.466.176; es decir aproximadamente de una entre 60 millones, que es comparable a ganar la lotería. Una afirmación de este tipo es altamente improbable.
Considere ahora los seis kilos de oro. El oro es un material extremadamente caro. Poseer seis kilogramos de oro es equivalente a poseer una gran fortuna... Sólo unas pocas personas en el mundo podrían permitirse el lujo de tener tal cantidad de oro de 24 kilates en un frasco de la cocina. Si su amigo es una persona común y corriente, entonces esta afirmación también es altamente improbable.
Asímismo, sólo un puñado de jugadores de Baloncesto de la NBA sobrepasan una estatura de 2'10 metros. Decir que tu primo mide 2'30 metros resulta muy improbable.
Ante cada una de las afirmaciones previas tendríamos todo el derecho de exigirle pruebas a su amigo para poder aceptar sus afirmaciones. Pruebas adecuadas serían que nos mostrara el oro (verificando que sí lo sea); que nos mostrara una foto de la reunión o del primo gigante (verificando que no sea trucada) o mejor aún, llevándonos a la reunión; y pidiendo un video de los 10 lanzamientos de dado. Estas afirmaciones tan improbables requieren una evidencia muy fuerte.
Por último, considere las siguientes afirmaciones de su amigo.
- "El fin de semana pasado estuve en la luna"
- "Lancé 100 veces seguidas el dado y me salió todas las veces el 5"
- "En mi cocina hay un frasco con seis kilogramos de Einstenio"
- "Mi primo mide 7 metros de altura"
Cada una de estas afirmaciones es prácticamente imposible. Afirmaciones
tan extraordinarias requieren una
evidencia extraordinaria, por parte de quien las propone.
Una buena evidencia del viaje a la luna sería la noticia en periódicos y telediarios mundiales, del lanzamiento de una nueva misión lunar, en la cual participó "Juan Pérez González", el nuevo miembro español de la tripulación (nuestro amigo).
Del lanzamiento de los dados, una buena evidencia sería que un comité de prestidigitadores y científicos, filmando desde diversos ángulos y revisando los dados, con el fin de descartar el fraude emitieran su juicio y la filmación que lo atestiguara.
Lo del Einstenio es una completa estupidez... Sólo en avanzados aceleradores de partículas como el del CERN se logran sintetizar nanogramos (milmillonésimas de gramo) de tales elementos, y su vida media es tal que se descomponen rápidamente. Seis kilos de Einstenio en un frasco es un imposible físico. Una buena evidencia de que esto es cierto, sería que llegara una nave extraterrestre (en vivo y en directo) con seres que tuvieran un avance tecnológico de unos 100.000 años con respecto a nuestra tecnología, y que nos mostraran el dispositivo de generación y de almacenamiento de Einstenio en funcionamiento. (Es prácticamente igual de imposible)
Por último, nadie jamás ha sobrepasado una altura de 3 metros. Física y biológicamente hay impedimentos insalvables para que un ser humano alcance tal altura. Una buena evidencia de esto sería mostrar al individuo de 7 metros, vivo y coleando.(También prácticamente imposible).
Cada una de las últimas afirmaciones es tan "astronómicamente" improbable que podemos descartarla con total seguridad diciéndole "gilipolleces" o soltándole una sonora carcajada a la cara a nuestro mitómano amigo.
Resumiendo, el escepticismo no es una incredulidad ciega. Es una duda metódica que tiene en cuenta lo que se conoce acerca del universo para exigir pruebas en una medida proporcional a la improbabilidad de la afirmación que nos planteen.
Publicado por Shoikan ::
9:15 p. m. ::
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